Dejo aquí un texto sobre el grupo sevillano Blacanova que me han publicado en Tertulia Andaluza.
Por cierto, Blacanova (junto a Aroah) abrirán el próximo día 4 de Julio la cuarta edición del Festival El Alternador.
Por cierto, Blacanova (junto a Aroah) abrirán el próximo día 4 de Julio la cuarta edición del Festival El Alternador.
"Son pasión lenta y corrosiva. Canciones que incendian territorios que son del corazón, que crean un malestar desconocido, un tipo de angustia que se aglutina y va a más, que se inserta dentro de ti, que te muestra enfermedad, la enfermedad interior. Claustrofobia. Música que discurre de fuera a dentro, hasta el coma emocional […]". Con estas palabras, publicadas en el extinto fanzine Malsonando, se describía en su día a unos primigenios Sr. Chinarro, y hoy no puedo sino suscribirlas una a una cuando pienso en los sevillanos Blacanova. Y es que sus canciones me transportan irremediablemente hacia las primeras referencias de Luque, así como a la oscuridad de los primeros The Cure, el ruido y atmósferas asfixiantes de Seefeel, Slowdive, Ride o My Bloody Valentine, e incluso hay atisbos de la pulsión nerviosa de Joy Division, grupos todos ellos con los que descubrí años atrás otro tipo de música alejada de la "impuesta" por las ondas, y en los que el inconfundible sonido de las cintas de cassette, al girar la rueda con sus reproducciones, se convertía en un instrumento más que se adicionaba a la tensión latente que se creaba en mi habitación. Pero más allá de referencias, Blacanova no son otro grupo cualquiera que adapta los cánones del estilo shoegazing. Son más. Mucho más. Su escucha te remite a un imaginario sonoro fácilmente visualizable. Una nebulosa envolvente que te atrapa entre guitarras que se entrelazan y expanden en un marasmo rítmico, de bases y arreglos programados, por dónde se deslizan suavemente los inquietantes (e hirientes en muchos casos) susurros de sus dos magníficas voces. Todo ello, muy valorable igualmente, sin minusvalorar la importancia de sus textos, dando vida a sombrías y turbadoras historias que encajan con perfección matemática en la personal maquinaria sónica antes apuntada. Son sensaciones al filo del abismo. Ambientes opresivos. Íntima intensidad. Afectación y dolor. Máxima introspección. Oscuridad emocional. Canciones que hieren sin posibilidad de defensa. Que irradian una perversa adicción. Y (si lo expuesto no fuera ya suficiente aval) con una ejecución en directo de altísima altura y sensibilidad. Un grupo a seguir muy de cerca. Y dejarse llevar en el intento.
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