Hay tipos de música que carecen quizás de falsa inmediatez, que requieren de un mayor esfuerzo de atención por parte del receptor, pero cuya profundidad, carga emotiva y visceralidad hace que su impacto quede marcado a fuego. Así es como podría definir mi acercamiento al flamenco, siempre dispuesto a aprender empapándome de los diferentes palos y descubriendo con honda satisfacción auténticas joyas. Es por ello que hay una fecha que por cercanía y calidad, salvo compromiso insalvable, está marcada para mí como imperdible. La noche del próximo sábado 31 de julio tendrá lugar el XXXI Festival Flamenco de artistas no consagrados de Montellano, organizado por la Peña Flamenca 'El Madroñero'. La nota distintiva de este evento reside en fijar su objetivo no tanto en los grandes nombres sino en aquellos nuevos valores que se abren paso en este arte, marcando una estela a seguir de artistas que representan el futuro del género.
El premio 'Madroño Flamenco 2010' (galardón que en su día recibieron figuras tan ilustres como Mayte Martín, Israel Galván o Sara Baras) ha recaído en la presente edición en la cantaora roteña Manuela Cordero -en la imagen-, artista que pese a su juventud ya ha cosechado infinidad de elogios por su personalidad, plante y desgarro a la hora de interpretar. Manuela actuará en el recinto de La Carpa de Montellano (Sevilla) junto a los siguientes artistas: en el cante, Elena del Carmen, Toñi Fernández y Juan Ramírez; a la guitarra, Juan María Real y Niño Brenes; y al baile, Juan María Viña y su cuadro flamenco.